Estos cuentos, publicados inicialmente en forma individual y recopilados más tarde en libro, conforman sin embargo un prisma poderosamente orgánico, un templo de once caras cuyas panteras me miran siempre amenazantes, cercándome con pericia y con una belleza de la que no logro escapar. Situaciones límite, el peso del destino, la fatalidad, los dolores del amor: un territorio donde todo lo quebrado parece irreparable, y aun así se presiente esa devoción ciega por tantear el doloroso tejido de la experiencia, por comprobar y testificar. Pero debo confesar mi especial fascinación por el...