Un vicio, una fiebre, una neurosis que se inicia en la infancia y prospera: así se presenta en este libro la lectura, como una experiencia radical, intensa. Hace falta desdoblarse, verse a sí mismo bajo la perspectiva de una tercera persona, para describir las obsesiones que conforman el identikit del lector Alan Pauls: su adn, esa ley del deseo irrefrenable que funda la continuidad (no la escisión) entre vida y arte. Un paso más allá del lector apasionado, Trance propone un glosario de la lectura vivida hasta el fanatismo.