Heridas tiene la noche
«-Uno piensa y dice muchas tonterías, aunque eso tiene arreglo. Lo que no lo tiene es cometerlas». En plena celebración de la boda de su hija, Aloisio Ayarza sufre un ataque de estrés postraumático que libera los fantasmas de la terrible guerra civil que azotó Guatemala entre 1960 y 1996. Y a medida que transcurre la noche, las heridas de su conciencia y su memoria se volverán a abrir para recordarle que, si bien él no combatió con las armas, tampoco es ningún santo. La guerra es una actividad contagiosa que desata los peores instintos, incluso los de un hombre sencillo...