Es mi vida

Este no es un libro. En realidad se trata de ocho "minilibros", conformados, a su vez, por un número variable de microcuentos. Y es que cada autora ha planteado un conjunto donde los textos, pudiendo leerse de manera independiente, se enriquecen en su relación con los demás. Como ocurre con ciertos libros sagrados, cada conjunto ofrece revelaciones que contribuyen a una revelación mayor, que en este caso se refiere a la escritura misma. Un primer aspecto de tal revelación es que las ocho escritoras poseen un lenguaje propio, uno que las identifica, y a través de ese lenguaje nos dan...

Con La muerte es una vieja historia, Rivera Letelier nos sorprende con un tono y un lenguaje creados para dar vida a una novela policial asombrosa que se desarrolla en el Antofagasta de hoy.

Algunos errores merece la pena repetirlos. La noche que Tasha Riordan pasó con Luc Bradshaw fue la mejor de su vida. Las dos siguientes fueron las peores: Luc desapareció sin dejar rastro y ella se vio arrojada a una prisión de las Bahamas, acusada de un delito que no había cometido. Ahora, siete años después, el agente secreto de la DEA había vuelto. Había invadido su ciudad. Su restaurante. Sus fantasías. Tasha no podía confiar en un hombre que le había mentido. Pero la química que había entre ellos era tan explosiva que tampoco podía fiarse de sí misma. Luc se había quedado ...

Una muchacha ensangrentada bajo el puente, padres ofreciéndole una pared en vez de una puerta, el miedo de ser culpado de un crimen que no cometió relampagueando en su mente; catapultan al joven Peter Walters a un torbellino de viajes, aventuras, oficios extraños y personas peculiares por el cual el autoconocimiento y la madurez reman al unísono, desde México hasta Chile en su transición de muchacho a hombre a través de una huella tan profunda como propia, mientras se conecta con los paisajes más misteriosos y escucha las historias más insólitas de seres sin opción entregados a la...

Una novela de gangsters ambientada en el Madrid de los años 40. Acababa de cumplir los diecisiete años cuando maté a un hombre. Ahora, tras tanta vida transcurrida, con los recuerdos de aquel tiempo difuminados en una confusa mezcla de sentimientos contradictorios que han ido sustituyendo a las imágenes concretas, soy aún capaz de recordar aquel momento: el seco estampido del disparo, aquella mirada en la que en un solo y último instante se mezclaron la sorpresa, el pánico y la resignación ante lo inevitable, la mancha oscura que apareció al momento en la pechera de la camisa y mi...