Fuego y olvido - Primera trilogía

Él no podía casarse... pero tampoco podía resistirse al deseo que sentía por ella... La misión secreta de Lord Mostyn no le permitía ni tan siquiera pensar en el matrimonio, pero cuando la inocente Eleanor Trevithick le pidió que la salvara de verse obligada a participar en un matrimonio concertado, se dio cuenta de que no podía negarse. Y cuando imprevisiblemente empezaron a enamorarse, una serie de acontecimentos imprevistos les hicieron llegar a los malentendidos que harían imposible su amor.

¿Mentimos para sentirnos menos solos? Shibata es la única mujer de su oficina. No se puede quejar: es un trabajo estable y aquí nadie la molesta ni le hace proposiciones fuera de tono. Pero está harta de no salir nunca a su hora y de que sus compañeros den por sentado que debe encargarse de servir el café, limpiar, ordenar... Hasta que, una mañana anuncia que no seguirá ocupándose de nada de esto. Está embarazada. O eso dice. Diario de un vacío sigue el día a día de Shibata desde que anuncia su falso embarazo y recupera, por fin, tiempo para sí misma. Liberada de los ritmos...

Delante de toda su familia, el guapísimo siciliano Lorenzo Martelli le había pedido a Helen que se casara con él. ¿Cómo podría contestar algo que no fuera «sí»? Pero a medida que se acercaba el gran día, la novia se iba poniendo más y más nerviosa. Sin embargo, el novio estaba más entusiasmado que nunca; deseaba a Helen con todas sus fuerzas, y Lorenzo siempre conseguía lo que deseaba. Pero quizás tuviera que esperar hasta que ella estuviera preparada para convertirse en su esposa por decisión propia...

OLOR A ROSAS INVISIBLES Un relato sobre el adulterio Cuarto relato de los siete que componen Pecado, el nuevo libro de Laura Restrepo, que se comercializa en digital de forma seriada y con antelación a su publicación en papel, diariamente a partir del 11 de marzo. «Podría jurar además que tan pronto colgó el teléfono sintió correr por su despacho, irreverente y resucitado, el viento limpio de esa primavera romana de hacía cuarenta años, que de buenas a primeras regresaba a desordenarle los papeles del escritorio y a alborotarle las canas. Debió hacerle gracia semejante revuelo a...