La familia del vino

Adriana Williams quiere ser actriz. Es feliz en Nueva York, estudiando Arte Dramático, mientras que Rita, su madre, y sus hermanos Myriam y Anthony, se dedican a una intensa vida social. Llega el momento en que se dan cuenta que han dilapidado la herencia que les dejó el padre. Para solucionar el problema Rita y los dos mayores deciden recurrir a un lejano pariente soltero y millonario. A fin de conmover al presunto anciano durante la visita que le harán, se les ocurre disfrazar a Adriana de niña a pesar de sus protestas. Las complicaciones empiezan cuando él les escribe para proponer...

¿La bomba de Hiroshima se llevó consigo el equipo de fútbol local? ¿Qué futbolistas huyeron del apartheid con el objetivo de jugar en los mejores equipos de Europa? ¿Qué motivó el partido con mayor presencia policial de la historia? Fruto de una ardua documentación, el objetivo de No disparen al balón es difundir historias poco conocidas e inéditas en lengua española, un nexo entre el balompié y su momento histórico. Diecisiete relatos que se juegan con el mejor fútbol sobre el campo de la historia del siglo XX.

Analiza la evolución del pensamiento de Pierre Drieu la Rochelle a través de sus novelas. Para ello se realiza en primer lugar un análisis desde el interior de la novela misma, a través del estudio de los espacios, del tiempo y de los personajes novelísticos así como de su evolución a lo largo de las novelas. Ello permite descubrir las etapas que los personajes van recorriendo en pos de la toma de conciencia del yo.

Jesús Villa, conocido en el mundo del vuelo como Jota, es uno de los pioneros del Ala Delta en nuestro país, deporte que comenzó en los años 70, Jota comenzó a dar clases de Ala Delta en 1976 y aún hoy sigue al pie de la ladera, megáfono en mano, guiando los despegues y aterrizajes de alumnos ilusionados por volar. Este libro recoge todos estos años con fotos y historias contadas por Jota.

Sitúo mi obra en un poblado perteneciente al término municipal de Va del Río y Minas. ? Un poblado cuya vida discurría a la sombra de una fábrica de cementos, a unos 42 kilómetros al norte de Sevilla, y al borde del río Guadalquivir: El Carbonal, llamado así por el almacén construido junto al río para acumular el carbón que luego se trasladaba en barcazas por el mismo. Esta es una obra que me ha ?perseguido? digamos que la mayor parte de mi vida. Siempre me ha gustado recordar los tiempos anteriores, los he vivido y los he disfrutado mucho y aún hoy día, tengo esa capacidad de...