Félix Candela Outeriño, nacido el 27 de enero de 1910 en la ciudad de Madrid, España, fue un destacado ingeniero y arquitecto español reconocido por sus innovadoras contribuciones al diseño de estructuras de concreto delgadas, así como por su papel en la introducción del uso de la geometría en la arquitectura. Su carrera abarcó diferentes períodos y lugares, reflejando su versatilidad y su capacidad para adaptarse a los retos de la ingeniería moderna.
Desde joven, Candela mostró un interés notable por las matemáticas y las ciencias. En 1931, se graduó en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Sin embargo, su carrera se vio interrumpida por la Guerra Civil Española (1936-1939), durante la cual se vio obligado a abandonar su país natal. Después de la guerra, Candela se trasladó a México en 1939, donde comenzó a desarrollar su carrera profesional.
En México, Candela se unió a un grupo de arquitectos y artistas que buscaban redefinir la arquitectura y la construcción en el país, aportando sus ideas y conocimientos adquiridos en Europa. Uno de sus trabajos más importantes en México fue el diseño y la construcción de la iglesia de la Virgen Milagrosa en 1953, un proyecto que destacó por el uso de bóvedas delgadas de concreto, una técnica que se convertiría en su sello distintivo.
A lo largo de su carrera, Candela también fue pionero en el uso de superficies mínimas y geométricas en la arquitectura. Esto se tradujo en la creación de estructuras icónicas como el Palacio de los Deportes para los Juegos Olímpicos de 1968 en México, que se caracterizó por su impresionante cúpula de concreto.
Una de las contribuciones más significativas de Candela a la ingeniería fue su trabajo en el análisis y diseño de estructuras con formas arquitectónicas complejas, que lograba con un uso eficiente de los materiales. Junto con su equipo, desarrolló el concepto de cascarones de concreto, que se presenta como estructuras delgadas y ligeras que minimizan el consumo de material, sin comprometer la resistencia y la estabilidad de los edificios.
A lo largo de las décadas, Félix Candela participó en numerosos proyectos arquitectónicos y de ingeniería en varios países, incluyendo Estados Unidos, donde su trabajo fue muy influyente. En 1973, se trasladó a la Universidad de Illinois, donde se convirtió en profesor y compartió su conocimiento con nuevas generaciones de arquitectos e ingenieros.
El legado de Candela es ampliamente reconocido hoy en día, no solo por su innovación técnica, sino también por su enfoque hacia la sostenibilidad y el uso consciente de los recursos. Su obra ha inspirado a muchos en el campo de la arquitectura, y su influencia se puede ver en numerosas estructuras contemporáneas que utilizan principios similares en su diseño.
Félix Candela falleció el 7 de julio de 1997 en la ciudad de México. Su muerte marcó el final de una era, pero su legado perdura en las estructuras que continúan desafiando las convenciones de la arquitectura. En reconocimiento a su impacto en el campo, varias instituciones académicas y profesionales han celebrado su vida y obra a través de exposiciones y conferencias.
En resumen, Félix Candela es un nombre que brilla en la historia de la arquitectura e ingeniería, un innovador que dejó una marca indeleble en el desarrollo de estructuras de concreto y en la forma en que se concibe el espacio arquitectónico. Su enfoque en la geometría, la eficiencia de materiales y la estética de sus diseños continúan inspirando a arquitectos e ingenieros en todo el mundo.