Agenda Louise Hay 2022. Ano de Creer En Ti

Ya es hora de que vivamos y practiquemos el amor incondicional. Mediante el amor sanaremos a este planeta del temor y la enfermedad; el amor capacitará al mundo para dar ese salto cuántico hacia un nuevo y magnífico futuro.

La importancia de nuestras relaciones es indiscutible; es la mejor herramienta para conocernos más a fondo y lograr nuestro desarrollo como individuos. Gracias a ellas, aprendemos a identificarnos y comunicar nuestras emociones, nuestros deseos, nuestras necesidades y nuestras prioridades. ¿Pero qué sucede cuando estos son destruidos y somos lastimados? Por muy grande que sea la herida, con solo analizar nuestra propia vida interior a través de esas duras experiencias lograremos entender una gran parte del problema que nos ha impedido crecer y ser mejores seres humanos.

Cálida compañía para atravesar tu duelo. Este libro no busca quitarte el dolor, sino abrazarte mientras lo sientes. Nada es más reconfortante y sano, que saber que no caminas este duelo en solitario. No trates de no sentir, porque todo sería más pesado. Te comparto los decesos que yo también viví y lo que aprendí de cada uno de ellos. Permíteme acompañarte en tu ruta de dolor, ayudarte a verlo todo desde tu Alma. Así, podrás darte un respiro y poco a poco, experimentar paz y tranquilidad. Tu dolor también es mío. Es de todos.

Se puede decir que el tema central de este libro es pasar del cuerpo a la mente, o de la forma al contenido, una cuestión de la que se habla abundantemente en Un curso de milagros. El ego se preserva a sí mismo haciendo que nos identifiquemos con lo externo, o con la forma, a expensas del contenido de la mente. En el contexto de este libro, el ingenio del ego hace que nos concentremos en los síntomas externos de la enfermedad y en su mejoría. Sin embargo, la verdadera curación solo llega cuando permitimos que el verdadero Sanador oriente nuestra atención hacia el síntoma de...

Cuando me confirmaron que iba a ser concursante de Gran Hermano 14, nunca imaginé que apenas pasaría cinco minutos en el concurso, y que esa noche dormiría en un hospital con los dos húmeros rotos. Pero de nada me hubiera servido lamentarme, desde el primer segundo puse toda mi energía en la recuperación, que conseguí en un tiempo récord. Ante un accidente, una enfermedad, un incidente inesperado..., lo fácil es instalarse en el lamento, en la autocompasión, ¿por qué me ha ocurrido esto a mí?, ¿por qué precisamente ahora?, nos hacemos preguntas que en nada nos ayudarán con la...