Sobre el lenguaje de los antropoides

La semejanza de los monos antropomorfos con el hombre es -como por justificar su nombre- verdaderamente impresionante: una arquitectura cercanísima a la nuestra, casi indistinguible bioquímicamente, muy semejante en lo tisular y en la morfología fina, que sólo diverge en unas cuantas particularidades anatómicas gruesas (la dentición, la postura incompletamente erecta, la oponibilidad incompleta del pulgar, el escaso desarrollo de los músculos faciales, el menor volumen de la caja craneana); a lo que se añade, desde luego, el irremediable cariz de su vida, que sólo muy limitadamente...