Estamos en un mundo complejo, los engranajes del poshumanismo han contaminado los estadios iniciales de la propia materialización corporal, de manera que los nacimientos se desarrollan ahora en los habitáculos de la tecnociencia. Por primera vez, la tecnología, lo instrumental, cortocircuita las vías naturales y sensitivas de las propias madres, que parecen subordinadas, sin remisión, a la dictadura marcada por los artefactos. En este caldo de cultivo, las vivencias, las emociones ligadas a la maternidad, corren el riesgo de quedar en el campo de lo subjetivo, de lo anecdótico, en el...