Conoce Los Planetas

¿Alguna vez te pusiste a pensar cómo sería el mundo en el siglo 31? ¿Cómo sería la Argentina? Imposible saberlo... pero afortunadamente no hay límites para la fantasía. Inspirada en las historietas de Astérix y Obélix, nuestra saga narra las epopeyas de Astivio y Obdulio (¿dos antihéroes? ¿paladines bizarros tal vez?), quienes habitan en el conurbano bonaerense del año 3.000. Se trata de un lugar distópico, plagado de peligros... Bueno, ejem, pero no como los de ahora... Digamos que se encuentra atestado de amenazas insólitas aún para nuestros tiempos. Sus poderes especiales...

En la antigüedad cada trovador narraba sus anécdotas a su manera. El más grande fue Homero, uno de los principales narradores de todos los tiempos, y el primero cuyo nombre nombre ha pasado a la historia. La Ilíada es la historia de la guerra de Troya, y de cómo los griegos rescataron a Helena. Durante diez años se libraron las batallas, hasta que el ardid de un caballo de madera provocó la caída de aquella majestuosa ciudad. La Odisea es la historia de Odiseo, siempre dispuesto para cualquier aventura. Aquí se narra el regreso a su casa después de nueve años de batalla ante todas...

En "El gran libro de las hadas" encontrarás respuestas a algunas de las incógnitas que rodean sus vidas. Es posible que, entre las hadas, elijas tus preferidas, pero también es probable que todas te resulten fascinantes. Por sus principales características, las encontrarás agrupadas en el libro en tres grandes categorías: las que habitan los bosques, las de las aguas y las hadas madrinas.

An updated version of the timeless children's classic featuring a business-savvy mouse, a kind alley cat, and a talented country cricket, featuring a new foreword and revisions by YA author Stacey Lee. Tucker is a streetwise city mouse. He thought he'd seen it all. But he's never met a cricket before, which really isn't surprising, because, along with his friend Harry Cat, Tucker lives in the very heart of New York City—the Times Square subway station. Chester Cricket never intended to leave his Connecticut meadow. He'd be there still if he hadn't followed the entrancing aroma of liverwurst ...