El poder de las primicias

La fe nos proporciona recursos que el dinero es incapaz de ofrecernos. Y esto responde a una sencilla ecuacion: El dinero no puede producir fe, pero tu fe y mi fe pueden producir dinero. La fe despierta la creatividad, abre la puerta del nuevo trabajo, te multiplica las fuerzas cuando decaes, te anima a un nuevo intento luego del aparente fracaso. Por eso, sin fe somos pobres, desventurados y miserables. Las riquezas de este mundo apenas alcanzan para acercarte a veces a lo que estas esperando, pero las riquezas de Dios te sorprendend con lo que nunca esperaste que pudiera ocurrir! Declara...

Para la economia mundial, invertir significa destinar determinados bienes para obtener algun beneficio o ganancia. Si tu deseo es saber invertir, debes conocer todo el panorama de las inversiones, aun las del cielo."

¡Dos libros en uno! Nancy Leigh DeMoss profundiza en la Palabra de Dios para desmentir los mitos y descubrir las promesas sobre la gratitud y el perdón. Two books in one! Nancy Leigh DeMoss draws on biblical teaching to teach gratitude and shows the reader that the promise of forgiveness is the only pathway to true freedom.

¿Conoces el poder que esconde una bomba atómica? ¿El de un volcán? ¿Y el de una buena o una mala acción? Descubre en esta lucha de poderes cómo se materializó lo "invisible".

¡Sacudimiento... avivamiento... y cosecha! Los últimos tiempos se están revelando ante nuestros ojos. Primero, habrá sacudimientos sin precedentes. Hoy en día, el mundo está siendo sacudido de manera sin precedentes. Y esto es sólo el comienzo. Las naciones, instituciones, economías, familias, individuos, el medio ambiente, el cosmos, el mundo espiritual; en fin, en cada dimensión y esfera de la vida, veremos poderosas olas de sacudimiento que interrumpirán el curso de nuestras vidas y eliminarán nuestro falso sentido de seguridad en los recursos terrenales, obligándonos a volver...

En su obra Ego en el altar, el exitoso escritor Craig Groeschel nos revela que no somos lo que pensamos ser. Somos quienes Dios dice que somos. Mientras no hayamos sacrificado ese concepto equivocado sobre nuestra identidad, no podremos llegar a ser quienes Dios quiere que seamos. Desata ese yo después se haberlo puesto en el altar, porque es la identidad que Dios te ha dado, y que te dará el poder necesario para enfrentar la vida con valentía.