Witold Gombrowicz nació el 4 de agosto de 1904 en una familia aristócrata en el pequeño pueblo de Małoszyce, en Polonia. Desde una edad temprana, mostró un gran interés por la literatura y el arte, lo que lo llevó a estudiar derecho en la Universidad de Varsovia. Sin embargo, su verdadera pasión siempre fue la escritura, y pronto se sintió atraído por el mundo de la literatura vanguardista.
Gombrowicz se trasladó a Varsovia donde empezó a relacionarse con figuras clave de la escena literaria polaca en la década de 1920. En 1937, publicó su primera novela, El marinero de los mares del Sur, que, aunque no alcanzó el éxito inmediato, sentó las bases para su posterior reconocimiento. La obra es una exploración de la identidad y la alienación, temas que se convertirían en recurrentes en su carrera.
Su obra más conocida, Ferdydurke, fue publicada en 1937 y se considera una de las piezas más importantes de la literatura polaca del siglo XX. Esta novela, que mezcla la realidad con la fantasía, aborda la temática del crecimiento y la inmadurez, desafiando las convenciones sociales y literarias de su época. La estructura narrativa de Gombrowicz, llena de juegos de palabras y referencias culturales, invita a los lectores a reflexionar sobre la naturaleza de la identidad y la subjetividad.
La vida de Gombrowicz dio un giro dramático con la invasión nazi de Polonia en 1939. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a Argentina, donde vivió durante 24 años. Este exilio tuvo un profundo impacto en su escritura y su visión del mundo. En Buenos Aires, Gombrowicz se convirtió en un miembro activo de la comunidad literaria, aunque su obra seguía siendo relativamente desconocida en su país natal.
Durante su estancia en Argentina, continuó escribiendo y publicó varias obras significativas, incluyendo Trans-Atlantyk (1953), donde reflexiona sobre el sentido de la identidad nacional y la experiencia del expatriado. Esta novela es a menudo vista como una crítica tanto a Polonia como a la cultura europea, combinando el humor y la ironía con una profunda introspección filosófica. A lo largo de su vida, Gombrowicz mantuvo una relación ambivalente con la cultura polaca, abrazando su herencia al mismo tiempo que cuestionaba su validez y relevancia en un mundo en constante cambio.
En 1963, Gombrowicz regresó a Europa, donde continuó escribiendo y participando activamente en la vida cultural. A pesar de que su obra fue inicialmente ignorada o menospreciada, poco a poco comenzó a ganar reconocimiento internacional. Su estilo único, su enfoque innovador y su capacidad para desafiar las normas literarias lo convirtieron en una figura influyente en la literatura del siglo XX. Gombrowicz fue un precursor del existencialismo y del postmodernismo, y su exploración de la identidad ha influenciado a generaciones de escritores.
Su legado se ve reflejado en la continua relevancia de sus obras, que abarcan temas universales como la alienación, la búsqueda de identidad y la lucha contra las convenciones sociales. Gombrowicz falleció el 25 de julio de 1969 en Vence, Francia, dejando tras de sí una obra que sigue siendo objeto de estudio y admiración en el ámbito literario. Su influencia persiste en el panorama literario y su obra ha sido traducida a múltiples idiomas, asegurando que su voz perdure en el tiempo.
Witold Gombrowicz se ha convertido en un símbolo de la literatura polaca contemporánea, un autor cuya obra desafía los límites del lenguaje y la narrativa, y que invita a los lectores a cuestionar su propia existencia en el mundo. Su vida y obra son un testimonio de la complejidad de la identidad cultural en un siglo marcado por el conflicto y la transformación.