Dragones y magia

Ann Downer es una escritora y autora estadounidense, reconocida por su trabajo en la literatura infantil y juvenil. Nacida en una pequeña ciudad de los Estados Unidos, Downer ha cultivado una pasión por la escritura desde temprana edad, la cual la llevó a cursar estudios en Literatura y Escritura Creativa en la universidad. A lo largo de su carrera, ha logrado combinar su amor por las historias con un profundo interés en la naturaleza y el mundo que la rodea, creando obras que no solo entretienen, sino que también educan a los jóvenes lectores.

Con una carrera que abarca varias décadas, Ann Downer ha publicado más de una docena de libros, abarcando géneros que van desde la ficción hasta la no ficción. Su enfoque en la educación ambiental y el respeto por la vida silvestre queda plasmado en muchos de sus escritos, convirtiéndola en una voz importante dentro del ámbito de la literatura juvenil. Algunos de sus títulos más conocidos son The Last American Horse y Wild Horses of the West, donde aborda temas relacionados con la conservación y la importancia de los seres vivos en nuestro planeta.

Aparte de su labor como autora, Downer ha trabajado como editora y colaboradora en diversas revistas y antologías dirigidas a un público joven. Esto le ha permitido tener una visión más amplia del proceso de publicación y la industria editorial, así como interactuar con otros escritores y artistas. Su estilo distintivo a menudo se caracteriza por una prosa clara y accesible que invita a los lectores a explorar y comprender el mundo natural.

Ann Downer también ha sido reconocida con varios premios a lo largo de su carrera, destacándose por su compromiso con la literatura educativa y su dedicación a fomentar el amor por la lectura en las nuevas generaciones. Su influencia se extiende más allá de los libros, ya que ha participado en numerosos talleres y conferencias, incentivando a jóvenes escritores a seguir sus sueños y a encontrar su voz única.

En su vida personal, Downer es una entusiasta de la naturaleza, a menudo pasando tiempo al aire libre, explorando bosques, montañas y costas. Esta conexión con el medio ambiente no solo inspira su escritura, sino que también refuerza su compromiso por la conservación. Vive con su familia en un área rural, donde continúa su labor como autora y defensora del medio ambiente.

Con un trabajo que subraya la importancia de la educación y la conciencia ambiental, Ann Downer se ha consolidado como una figura importante en la literatura infantil y juvenil de Estados Unidos, dejando una huella perdurable en su público joven y en la comunidad literaria más amplia.

Ya había anochecido y yo aún estaba en el despacho trabajando con Tea y Trampita. ¡Hasta que en la redacción irrumpieron Bifo y Bifa, dos simpáticos elfos que lo llenaron todo de magia y nos condujeron al Polo Norte! Un viaje fantástico que nos permitió conocer a Papá Noel y descubrir —la familia Stilton al completo— la importancia del espíritu navideño.

Ichigo ha tomado una decisión que puede cambiar para siempre su vida: va a declararse a su querido compañero Aoyama. Aunque cuando eres la líder de las Tokyo Mew Mew, nada es tan fácil como parece... y enseguida aparecerá el misterioso alienígena Kisshu, dispuesto a entrometerse. ¿Podrán Ichigo Mew y sus amigas detenerle antes de que sea demasiado tarde?

Un padre estaba trabajando en un escritorio cuando de pronto oye un estruendo. Inmediatamente aparece su hija explicando que su libro italiano favorito se ha caído porque lo tiró un leopardo. El padre, desconfiando de la imaginación de su hija no tiene muy en cuenta su versión. Hasta que decide ir a ver el libro.

Tomasote era un director de teatro, con una barriga enorme, su particular gorra a cuadros, sus gafas redondas y una larga y espesa barba. Hacía días que había escrito una nueva historia y solo le faltaba su protagonista. Este podía ser alto o bajo, gordo o delgado, joven o mayor pero su nariz tenía que ser especial. Larguirucha o chafada, aguileña o de patata, estrecha o ancha...pero tenía que saber detectar todos los olores. Esta sí que era una condición indispensable.