La princesa lobo y la pintora

En la cotidianidad del aislamiento, un padre y su pequeña hija descubren que las palabras ahora son lo más valioso; de sus conversaciones emana el aliento capaz de permitirles seguir respirando. Los sueños absurdos, los anhelos de los días felices, los recuerdos de aquellos a quienes han dejado de ver, flotan entre los dos como fantasmas errantes. Pronto, su soledad compartida empieza a transformar el encierro en un bello espejo del universo. En esta micronovela ilustrada las puertas que nos separan, las paredes que nos privan de la libertad, los silencios que nos asfixian, los temores...

Miss Tardona, como bien te puedes imaginar, ¡llega tarde a todas partes! Si quedas con ella para cenar, lo más seguro es que no llegue hasta la semana siguiente. ¡Y eso si tienes suerte!

¿Una casa puede crecer como un champiñón? ¡Claro que no! Entonces, ¿quién atornilla, sierra, clava y encola? ¿Quién prepara el hormigón y pone ladrillos? ¡Pues el señor Popótamo! Pero el trabajo es duro. ¡Y nunca se acaba! ¡Sobre todo, si los vecinos no le dejan trabajar!

Pensaba que el amor nunca me alcanzaría para destrozarme una vez más. Pensaba que nada malo podía suceder si era capaz de abstenerme, de controlar mis sentidos o cualquier cosa que pudiera contraer mis emociones. Mis sentimientos no eran más que un puñado de trapos usados tirados en la basura, pues no merecía la pena ni meterlos en la lavadora. Y entonces llegó mi final, como llega ese rocío en otoño e indica la próxima llegada de un invierno helado. Me dejé llevar por la vida en lugar de manejar mi propio timón y me dejé morir. Nadie tiene la culpa, el destino a veces se mete en ...

Incluye once historias sobre los parientes y amigos que fuero parte de la niñes de la autora en Cuba.