La Oscuridad no descansa. Todas las ciudades humanas han ido cayendo, ya solo sobrevive Angun-Pei, la mejor defendida. Los humanos se extinguen, diezmados año tras año por las brujas, que roban a los recién nacidos para alimentarse de su carne suave y grasosa. Queda, pese a todo, una profecía: “Nacerá entre los hombres uno que no será hombre, aunque hombre parezca. Será hijo del Fuego y de la Luz, y luz tendrá en su corazón, y en sus manos armas invisibles que llenarán de pavor a nuestros enemigos. Sus pasos harán retroceder la noche y su mirada disipará las tinieblas”. Ese...