En Dicen que ves las estrellas Marina Macome describe el gesto de lo cotidiano como si lograra ver capas que los demás no vemos. Su escritura, fresca y afilada, no necesita ser solemne para mostrar desgarro y te deja, cuando llegás a la última página, en ese trance que produce la buena literatura. Consuelo Filgueira asiste a su propio derrumbe cuando lo peor que le puede pasar a una madre sucede. El dolor infinito, ese que hace ver las estrellas en el sentido más descarnado, la inunda. El mundo sigue su curso, pero ella queda suspendida en la nada y, por más abrupta que sea la caída,...